Tren

noviembre 4, 2008 at 1:54 pm Deja un comentario

Mi abuela viajaba mucho en tren. Sus hijos eran maquinistas, excepto el que fue policía. Su esposo había sido también alguien importante en esos asuntos de los trenes, incluso se cree que lo mataron en una operación de urgencia a la que se tuvo que someter. Dicen que le pagaron al médico para que ‘se equivocara’. Mi abuela quedó entonces sin dinero y con muchos hijos a quienes cuidar. Creo que poco después de muerto mi abuelo nació mi mamá. Mi abuela tenía un trenecito de metal, de baterías, al cual quería mucho y lo sacaba muy de vez en cuando. Ella solía ir a visitar a sus hijos y parientes viajando en tren. Fue entonces que la palabra ‘pullman’ tuvo un significado casi mágico para mí. Desde entonces tuve mucha ilusión de viajar en ferrocarril. México llegó a tener un sistema muy eficaz de vías por todo el país, pero el servicio para pasajeros fue de mal en peor. Yo fui de las últimas personas que viajaron en tren. Recuerdo que tenía planeado un viaje a Chiapas, pero justo cuando iba a comenzarlo el estado sufrió una gran inundación y quedó incomunicado. Al no poder viajar al sur decidí viajar al norte. Compré un boleto de autobús y terminé en el pueblo montañés de Creel. Antes pasé por Zacatecas y por Durango. Cuando llegué a Creel mi sueño por fin se hizo realidad. Allí tomé un tren con rumbo a Torreón para luego ir a Guadalajara. El vagón era como un museo con ruedas, pero en estado deplorable. No pude dormir bien en ocasiones porque me despertaban las manchas movibles que en realidad eran grandes cucarachas caminando por las paredes. El vagón era asfixiante y olía mal. Sin contar por ejemplo que cuando por fin pude dormir, me desperté de inmediato. La razón fue otro pasajero que se puso de pie, suelo tener el sueño muy ligero y cualquier cosa me despierta. El pasajero era un viejo que se levanto para estirarse y tirarse un sonoro y prolongado flato. Yo me puse de pie y me fui a dormir en la conexión que hay entre vagón y vagón. Pero no todo fue malo, en esa ruta por la Sierra Tarahumara el tren pasa por lugares realmente hermosos. Montaña, bosque y grandes barrancas. Actualmente creo que hay trenes especiales para turistas que hacen esa ruta, pero yo cuando viajé lo hice en un tren normal. Ahí casi muero descabezado, guillotinado, por un tractor que no supo detenerse lo suficientemente alejado de la vía, pero no me pasó nada, obvio, por eso estoy escribiendo esto. La estación de Torreón era como un lugar fantasma. Ratas y basura. Realmente pensé que el tren jamás llegaría, pero llegó. Cuando pienso en medio de transporte no pienso ni en aviones ni en autobuses ni en autos, siempre es en un tren. En tren recorrí Europa de Barcelona a Roma, pero la experiencia fue muy distinta. Siempre he sentido que la vida es un viaje en ferrocarril, cuyo destino es una estación que no conocemos y que es imposible saber qué pasará después de que lleguemos, si es que pasa algo. Los trenes son para mí algo imponente, como lo es el mar. Algo que debe estar siempre en movimiento. Las máquinas y vagones que hay en algunos museos me resultan como esqueletos de dinosaurios. El tren siempre ha simbolizado algo romántico para mí, ¿no es ese el medio por el que viajaron grandes poetas, personajes de novelas y es el verdugo de Ana Karenina? En fin, espero pronto volver a Europa para poder tener la oportunidad de viajar otra vez en tren.

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Roto Gracias

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