Archive for marzo, 2012

Poesía, influencias y el diario de un borracho

Una de las maneras para evitar el aburrimiento a través del disfrute de cine, música y libros, es tomar el camino de las referencias y recomendaciones de la gente cuyas obras le gustan a uno. De ahí que por mi gusto por Bruce Springsteen (hace muchos años), pasé a escuchar a U2 y luego a Bob Dylan. De Dylan pasé a escuchar a Blind Willie McTell y a leer a Shakespeare,a T.S. Elliot, Herodoto, ver la Dolce Vita, Fellini, recuperar el viejo cine de Hollywood, los Niños del Paraíso y más.

Así pasa. No suelo quedarme en un solo artista, o trato de conocer sus rutas.

Enrique Bunbury sacó recientemente un álbum de versiones (que no he comprado, porque estoy esperando a que el precio por él sea más justo, y no lo exhorbitante que es ahora… no lo digo porque su trabajo sea malo, muy por el contrario, pero el precio que puso la disquera me parece alto, y en vez de comprarlo pirata, espero a que baje), covers de canciones de cantina.

Escuché una en un concierto del zaragozano, llamada «el solitario». A Bunbury le salió nuna versión muy propia (adueñándose de la canción muy a su estilo, llevando el navíoa buen puerto y se agradece, también, la difusión). El punto es que la letra de la canción me impresionó. De manera sencilla dice cosas, cotidianas si se quiere, en una humilde poesía pura.

La poesía que me gusta es sencilla, honesta. Casi natural. Por eso aunque admiro mucho a Borges, me repele su poesía extraordinaria, pero rimbombante, espectacular, llena de palabras extrañas, dichas por alguien estudioso. Lo mismo me pasa con Octavio Paz como poeta. ¿Será presunción de su saber?

Es por la sencillez, el contenido al alcance del lector, sin necesidad de una compañía constante de un diccionario, y sin embargo con buenas ideas, que llegan al corazón humano, por lo que me gustan las poesías.

Así es que me gusta Calamaro cuando no se siente genio, Bunbury las más de las veces, Jaime Sabines, Joaquín Sabina y Bob Dylan. Leonard Cohen es un asunto aparte, creo que está en los dos mundos, de lo complejo y lo sencillo, aunque siempre es entendible. Gran artesano de la palabra es el canadiense. Rimbaud (el más aparte e los casos) y Vaudelaire.

Lo curioso es que yo sólo quería comentar del último descubirmiento sencillo (a través de Bunbury), en fin, como perdí el hilo de mis pensamientos, o lo hice tan grueso como soga de la horca, mejor no digo nada y pongo abajo el video de la canción original, El solitario o  Diario de un borracho. Una cumbia pura.

Y el grito de sufrimiento tirolés… Buena letra para mí.

marzo 31, 2012 at 12:44 pm Deja un comentario

Las traiciones de la memoria

Hay cosas que preferiría no soñar, recuerdos que ojalá estuvieran sepultados en olvido. A veces la memoria es la peor enemiga y el inconsciente un sádico verdugo. Somos el cúmulo de experiencias, buenas o malas, importantes o insignificantes. Somos todo lo que hemos vivido, para bien o para mal. Somos lo que dejaron todas las personas que conocimos, aunque no seamos los mismos que ellas conocieron en el principio. La memoria enseña, pero a veces lastima. En ocasiones el recuerdo duele. Espejismos del pasado, porque de ser realidades habría presentes. pasamos las páginas de nuestros propios libros, pero frecuentemente tenemos la curiosidad de volver atrás a recordar un párrafo que creíamos bueno. No podemos regresar tanto si alguna vez queremos llegar a la contraportada. A levar anclas,a tragar el hoy para con la embriaguez olvidar el ayer. A dejar de construir altares a figuras humanas que imaginamos. Ojalá sea posible.

marzo 25, 2012 at 10:10 am Deja un comentario

El León Marino, Godzilla y King Kong en Mar del Plata

Un caluroso día de primavera en la playa de Mar del Plata, el gigantesco león marino cobró vida. Se hartó de los turistas y paseantes que le sacaban fotos constantemente. Demente, la gigantesca criatura arremetió a mordidas y coletazos (en sus respectivos extremos, claro está) contra todo. La gente huía despavorida y los pocos pavos que había, huyeron engentados.

León Marino de Mar del Plata

De tierra adentro llegó King Kong, rugiendo como lo haría un simio gigante cuando no se encuentra arriba de un rascacielos luchando con biplanos. Y del fondo de las aguas surgió Godzilla, moviendo la cola a ritmo de cumbia colombiana, sin acordeón.
El León marino detuvo su destrucción por unos segundos, y no pocos curiosos sacaron sus aparatos digitales celulares móviles de generación degenerada y tomaron videos, fotos, 3D y demás, exponiendo sus vida pos una posteridad estéril.
Era difícil saber quién ganaría si los tres gigantescos seres se enfrascaban en una lucha. Pero como no hay frascos tan grandes que los contengan, las descomunales bestias sólo pelearon. King Kong le abrió el hocico al León Marino, hasta romperlo, quedando el león muerto con rictus de rana René (alias Kermit) en macabra carcajada.
Los dos monstruos restantes decidieron que no había lugar más que para uno. Así que el gran gorila arremetió contra el gran reptil, pero salió primatemente repelido por una bocanada de fuego expelida por la bestia nipona. El olor a pelo quemado fue nauseabundo, y más de un curioso cayó desmayado.
Mientras Kong se recuperaba del aturdimiento, Godzilla le dio la espalda, como si fuera a alejarse. Pero no era una huída, sino el inicio del tiro de gracia. El reptil, ladeó su cola, y tomando vuelo la agitó como látigo de Indiana Jones, con dirección a la cabeza de Kong; quien en el acto quedó descabezado y tendido en la playa, al lado del León occiso y carcajeado.
Era obvio que Godzilla ganaría. Y lo festejó bailando.

marzo 6, 2012 at 6:29 pm Deja un comentario

¿Cómo se escribe adiós en binario?

«¿Cómo se escribe adiós en binario?», preguntó el ingenebrio dejando los sistemas un poco de lado, para enfocarse en el sentimiento.

Entre sus vecinos de cubículo, y vecinos hacinados en la sala, nadie tenía un manual a la mano, ni conexión a la red del corazón. Las memorias de los demás estaban fallando tanto como una vela bajo las olas aisladas.

El sentimiento carcomía el ingenebrio, era horrible estar tan lejos de los sistemas, en la tierra e los sentimientos, y llorar lágrimas de cocodrilo melancólico.

«¿Cómo se escribe adiós en binario?», volvió a preguntar el ingenebrio pensando en la chica de la sonrisa de encanto, de la piel de sueño dorado, del cabello suave y largo. Todo de ella era ahora un eco dentro de la cabeza de él.

Necesitaba cortar el cordón umbilical del recuerdo. Pero simplemente no podía. «¿Cómo se escribe adiós en binario?»

La red regresó, restableciéndose el trabajo. De repente, como por arte de magia, comenzó a teclear y olvidó por completo que quería despedirse para siempre, binariamente, de la mujer hermosa y fría que no le correspondió.

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marzo 1, 2012 at 1:06 pm Deja un comentario


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