historias

El sol de nuevo, llevándose el blanco y negro de los días. Razones recobradas, para seguir arrancando hojas al calendario. Gente sonriente, aún en el centro de la jungla de asfalto. Tenemos tanto en común, nos visitamos hasta en los sueños. ¿Qué puede resultar mal, cuando todo es tan prometedor? La ausencia pesa, el reencuentro es una chispa que derrite glaciares. Una sonrisa basta, para que hasta las piedras se ablanden. La mente se siente identificada y a cada paso hay un regalo para dar. Parece que esta vez, nada puede salir mal. En un chasquido del destino todo cambia. El tiempo se encarga de arruinarlo todo. El proceso parece consistir en saltar de una persona a otra, hasta que te canses de brincar. No tiene sentido, algo me inculcaron mal. Seguiré creyendo en los cuentos y en las leyendas, soñando que hay finales felices. Sólo que ya a estas alturas me cuesta más trabajo, y conocer gente me inspira pereza. Carece de sentido aferrarse a alguien de quien terminarás despidiéndote. Sigo despreciando los contratos, ojalá que sólo la libertad bastara, pero todo se desgasta. Vivimos lo que tenemos que vivir, sería aburrido sufrir de la inmortalidad.

Memoria (me moría)

El corazón no debiera tener memoria. Debiera ser el perfecto caballero. No debiera pensar en otro tiempo que no sea el presente. Nada se puede contruir con ladrillos de glorias pasadas, ni se puede crear algo con meras ilusiones de un futuro dorado. El presente es engañoso cuando tenemos cargas de otros tiempos nublándonos la vista, aunque creo que de todas formas el hoy es engañoso por naturaleza. Entonces, ¿para qué hacer que llueva sobre mojado? Salvo por la experiencia ganada, todos deberíamos tender al olvido (y tendemos a eso, simplemente hay algunos que nos resistimos a dejar ir). Yo no soy el que fui ayer, ¿por qué espero que otras personas sean igual que cuando las conocí? Polvo somos y polvo seremos de nuevo, perdámonos entonces en las arenas del tiempo.

¿Cómo te ves de aquí a cinco años?

Empacando mis maletas. Tendré 48 y si no me he ido aún, estaré a punto de salir. Es una pregunta difícil, para cualquier persona, ya que realmente nadie debería saber qué va a hacer al día siguiente, nadie puede asegurar nada. Cada momento de la existencia depende de muchas variables. Dar algo por hecho mientras se respira es en vano. La única certeza en la vida es que un día te vas a morir. Obvio que mientras está uno vivo no se puede estar siempre a la deriva, dependiendo totalmente de circunstancias e impulsos, se debe tener más o menos un rumbo trazado, pero eso es una cosa y otra muy distinta es afirmar lo que se hará mañana, y no se diga lo que se hará de aquí a 10 ó cinco años. Siempre que me preguntaron eso en entrevistas de trabajo, mi primera respuesta era «muerto», al menos esa la pensaba. No tendría trabajo si hubiese sido 100% honesto en ese caso. Aunque al final también en pensamiento mentí, porque de hecho han pasado ya muchos años desde mis entrevistas laborales y sigo vivo.

Sólo por dinero

Me enferma el pollo Kentuckyano del coronel Sanders, cuyo apellido me suena a arena para gato. No me gusta el humanismo falso e idealista de los comerciales de Coca-Cola, tan cercanos al grueso de la humanidad, como alejadas de la gente están las finas oficinas de la compañía que hace la negra bebida. Procuro no ver muchas películas que me venden de manera más elegante que la propaganda de Stalin, pero igual de idiota, la idea de que el American Way of Life es lo mejor (yo he vivido en los EEUU y con todo respeto, dista mucho de ser un ideal o un sueño). Trato de ignorar a los mexicanos que se sienten gringos, y sólo resultan micos, caricaturas, estadounidenses de tercera. El payaso de McDonald’s me da miedo. Critico el efecto dominó de la economía, y que ellos (los ‘buenos de la película’, los policías del mundo, los vigilantes de la libertad) prefieran consumir cosas Made in Mark Taiwán que hacerlas en su propio país, porque a los empresarios les sale más barato así, sin importar que el desempleo alcance nivelez de tazas de baño. Hoy no estoy de muy buen humor para con los EEUUU de A, y su soberbia; su excesivo poder y demás. Hoy estoy como para querer irme a vivir a una playa lejana, pero seguro me llega una lata de Budweiser light (la norteamericana) para recordarme que no hay escape en éste cerdo mundo global. Y ya sabes dónde trabajo, lo que hace uno por dinero.

Ética

la ética es la piedra de molino que nos impide ir con la corriente, pero que irremediablemente nos arrastra al fondo