Archive for octubre, 2008

La conjura de los necios y nada en particular

Leyendo la conjura de los necios (http://es.wikipedia.org/wiki/John_Kennedy_Toole), excelente recomendación de una amiga, que es orgullosamente argentina, he desempolvado un poco las neuronas y me puse a medio pensar entre sueños y soledad. Mi primer fin de semana en miami, después de unas vacaciones extensas y una visita a México que arregló unas cosas y puso alguno que otro ultimatum par amí, mon ami. No me gusta el masoquismo, a veces se me da más el sadismo, aunque me baso más en el ‘no hagas a los demás lo que no quieras para ti’. El Ignatius del libro es un gordo que se cree genio y actúa como cerdo. El primer paso para ser genio es convencerse de ser uno, creo que dijo Dalí y posiblemente Picasso también. Ignatius se cree genio, y muestra inteligencia, pero también es un individuo reprobable. Parece que el autor del libro se suicidó antes de publicarlo. El libro es un retrato fiel de la idiotez humana y del lado oscuro de las personas y de ciertas sociedades, si no es que de alguna manera de todas. Lo que me hizo pensar que el autor se refleja siempre en sus obras. ¿Qué tan Ignatius habrá sido el autor de la novela? Cervantes era el quijote, Kundera seguro se asoma mucho en sus libros, Connan Doyle igual no tenía mucho de Holmes, pero sí de Watson y Dickens se reflejaba de alguna manera en el Pip desesperanzado de las Grandes esperanzas. Creo que detras de los personajes literarios bien perfilados siempre se asoma el autor. Respecto a Shakespeare, igual y lo que digo apoya la teoría de que no era uno, sino varios escritores, pues ¿cómo podría ser una misma persona Hamlet, Iago, Otelo y Lear? Shakespeare o era al mayor genio literario de toda la historia o era un personaje como Dumas, que contrataba a gente que les crearan historias y él les daba el toque final, poniendo su estilo en los escritos. Prefiero inclinarme hacia la primera opción. Regresando a la conjura de los necios, creo que alguien que siente tanto desprecio por la sociedad como Iganatius, encontrará difícil sobrevivir. Imagino que habia mucho de su personaje en el autor. Bueno no quiero juzgar (aunque creo que ya lo hice) ni emitir teorías de conspiraciones y revoluciones litearias. En fin es un libro que me divierte y no me hace sentir mal. Me asquea en partes, pero me gusta el punto de vista del autor, lo comparto. Sin embargo la decadencia no me duele ya tanto. Cuando me llega la náusea sé hacia dónde mirar y encontrar que el mundo no es tan mal lugar, que hay muchas cosas grandiosas y buenas allí, que sólo es cuestión de tener voluntad y mirarlas. En fin, ya sueno a libro de autosuperación.

octubre 25, 2008 at 4:30 pm Deja un comentario

Viernes sin pescado

Viernes, que no vienes sino que llegando te vas y eres lunes de nuevo. El ciclo de la vida no contempla que el tiempo de fin de semana es muy rápido, para bien o para mal, el tamal no desayunado. Sábado sin gloria, espera que reverbera con verborrea incontenible. Tengo mucho que capturar, algo que escribir, pero pocas energías para hacerlo. Bastó una semana de estar sentado como otentote para sentir que los pantalones me aprietan… ¡en la cintura! No se piense mal y no se piense bien, al hecho me remito. Repito, es tiempo de leer. De lado dejaré un rato los videojuegos y las películas. «La conjura de los necios» es el libro en turno y me tiene enganchado. No me asombra que el autor se haya suicidado, si veía al mundo tal y como lo retrata en el libro. Yo lo veo de forma similar, pero al parecer tengo mucho más suerte que él. Igual y soy publicado también postmórtem, pero ya lo sobreviví diez años y aún tengo muchos motivos para andar en este mundo, sin prisas para saber cómo es el otro (en caso de que exista).  Siguiente paso, seguir la dieta Gandhi sin dar el changazo y lograr que los pantalones no me ahorquen el tronco (la cintura).  La canción del día (la tengo en la mente desde que desperté). «Parecía el cielo porque estabas conmigo…»

Y sin tomarle la medida, porque mi cinta métrica no sirve, la quiero total (S).

octubre 24, 2008 at 12:53 pm Deja un comentario

Bailando twist en las arenas movedizas

No te muevas, dicen, o te hundes más. Cuando me enamoro bailo twist en las arenas movedizas, hasta llegar al quinto infierno, a las puertas del olvido o hasta China. Esa manera tan mía de la autodestrucción. Quizás me enamoro de dagas y ni siquiera soy aprendiz de tragaespadas. No juegues con fuego, dicen, y creo que me gusta probar encendedores en casas de pólvora. Polvo soy y en polvo me convertiré. No entiendo la ansiedad suicida en mis posibles relaciones. Quizás pienso inconscientemente que es mejor matarlas antes de que me maten (las relaciones, las relaciones, que yo sólo mato cucarachas y moscas). En alguna ocasión he dicho rosarios de perdones, lo cual no es agradable en lo absoluto, pues el perdón implica el error previo, la metida de cuatro patas cuando se debe caminar correctamente. No soy víctima ni victimario, no soy el verdugo con verrugas. Sólo pasa que cuando me enamoro tiendo a perder. Cuatro décadas y no logro acostumbrarme. Hay gente que nunca aprende. Mal tino, mala suerte, no creo, mala disposición. El perro que vuelve a su vómito, el anillo de oro en hocico de cerdo. Me pongo bíblico, me molesto, me desespero. Manoteando como nuevo ciego (gracias a aquella argentina por la frase, auqnue gracias a Dios no la dijo por mí). Alone again, naturally. La presa se desbordó y yo ni sé nadar. Treinta casillas atrás en mi tablero personal de serpientes y escaleras. Ya lo dijo Scarlett: mañana será otro día. Pero en el fondo duele, pues uno no es de madera, y si lo soy un hada azul me hizo de carne y hueso, pero al parecer me dio un pepito grillo indolente. Quiero mejor centrarme en lo bueno y dejar que la amargura corra por el río. Espero dejar de hacer daño y espero que ya no me lo hagan, y espero no hacerme el tonto. La última pseudorelación me duele más que todas las anteriores juntas, que ni siquiera son muchas. De nuevo al mundo extraño, donde no me hallo. Ces’t la vie, dijo seguramente Maurice Chevalier, Rimbaud o Edith Piafffffff, no por sabiduría, sino simplemente porque hablaban francés. Ojalá no doliera perder a alguien importante. Y sin embargo… la quiero.

octubre 22, 2008 at 1:03 pm Deja un comentario

Volver a casa

Cuenta regresiva. Me voy para volver definido y definitivo, al menos por un buen rato. El ratón Miguelito y la Mickey Mouse no son lo mismo y a veces el frito soy yo. Regreso por un tiempo al gélido Miami de los Malos Aires Acondicionados. La condición de ser un trabajador, obrero de cuello blanco que usa camisetas en vez de camisas. Veo más claro aunque mi miopía se ha agravado. Terminar el tiempo fuera, y volver a estar adentro de donde debo. Sin tener deudas. Eso me dejó un año y las tres semanas de ausencia escapista, Houdini lejos, muy lejos en lugares maravillosos y conociendo maravillas. A eso le debemos de sumar la semana extra en casa y con los corazones identificados. Empieza la cuenta regresiva, me despido Miami, no quiero sonar ingrato, porque me has dado tanto, o me has hecho ver que tengo mucho, cuando creí que estaba vacío.

octubre 18, 2008 at 11:54 pm Deja un comentario

Recuérdame

No me olvides, porque yo sí me acuerdo de ti, aunque mi memoria sea mala. No me olvides porque no me gusta que me dejen hablando solo, cuando lo que quería era hablar con otra persona. No me dejes esperando afuera, que hace frío y la lluvia es casi tan testaruda como yo. No me olvides por favor, al menos mientras tengas el don de recordar. Si no me recuerdan, no existo, a pesar de que respire; si no me piensan no soy, aunque digan que sea libre. No me olvides por favor, porque se siente muy feo ser un recuerdo deslavado. No me olvides, porque te recuerdo y debemos hacer que este mundo sea un poco más equilibrado.

octubre 3, 2008 at 12:00 pm Deja un comentario

Posar posando para pasar después de pasados

Una foto es un instante capturado. Little Richard joven tocando en hamburgo, Louis Armstrong, lleno de energía sonriendo como estrella a la cámara, Ray Charles llegando al aeropuerto. Puedes capturar hoy cualquier cosa, por más cotidiana que sea, y en unos años será una rareza, ni siquiera un recuerdo porque en algún momento nadie vivo podrá decir «sí, yo conocí a esa persona» o «yo estuve en ese lugar, cuando era así». Las fotografías son cementerios de memorias, muchas de ellas falsas. Verás pocas fotos mías, no quiero terminar como una curiosidad visual para las generaciones futuras. Prefiero fotografiar con palabras, aunque a veces no se me dan las frases correctas. Coleccionaba amistades, pero al parecer ya estoy cansado y no se me dan las nuevas adquisiciones. Por eso mejor saco un álbum, de a ver dónde, y me pongo a ver fotos de lo que fue y que no conocí, de extraños que decidieron posar un instante para la posteridad. Esas sonrisas pasajeras, que después del click de la cámara volvieron a dar paso al gesto común y tedioso. Vi muchas de esas en este viaje. Prefiero ver ahora esos momentos breves, capturados, que de antemano acepto falsos, en vez de buscar algo donde no hay nada. No me gusta posar para las nuevas personas y prefiero que tampoco posen para mí. Incluso creo que ahora me esfuerzo por dar la peor impresión desde el principio para que luego no me digan que di gato por liebre. Es posible que no sea el único que aplica esta manera de actuar. Por eso hoy descanso viendo fotos de extraños que posaron para la brevedad de un momento que los sobrevivirá, muestra equívoca de lo que eran.

ojo por ojo

ojo por ojo

octubre 2, 2008 at 6:57 pm Deja un comentario

Viajar sin sentido

El verde hamburgo está gris. Frío y lluvia. Aterido, pero no aterrado, evitando pensar en el trabajo y sentirme antes de tiempo agobiado. De nuevo en museos, escape perfecto cuando uno es 110% extranjero y el clima no ayuda. Max Ernst, vi en vivo un collage que había visto en una postal en Viena, pero jamás vi a Leonard Cohen en vivo. El collage estaba predestinado, Cohen no. En fin. Más tranquilo, menos desesperado, pocoa poco desacelerado. Vi el árbol que quiso volar (tengo pruebas… pero será una historia aparte). «Regreso», es una palabra desagradable cuando no se vuelve al lugar que uno quisiera. El viaje perpetuo queda en las quimeras, en el terreno de lo imposible. No se puede vagar anárquicamente sin dirección y sin sentido. El viaje en sí no es el fin. Por algo me disgustaban los libros de Vargas Llosa, bellos caminos que no sentí que me condujeran a ningún lado. El camino es importante, pero no es el fin. Al final todo termina, si es que acaso termina. Divagación que parece que no dice nada y sólo sirvió para llenar de signos la pantalla.

Disparando al vacio del mar (Dubrovnik)

Disparando al vacío del mar (Dubrovnik)

octubre 2, 2008 at 7:13 am Deja un comentario


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