La vida es confusa

Quizá Confucio dijo: «la vida es confusa», igual lo dijeron Cervantes, Lorca, Dalí o el barrendero de mi calle. Igual no lo decimos, pero an algún momento todos lo pensamos. Incierta y confusa es la vida. Puedes prepararte por años, estudiando duro una carrera, destacando en calificaciones académicas y terminar conduciendo un taxi o aplanando bisteces en una carnicería. Puedes ahorrar metódicamente toda tu vida para no padecer penurias en tu vejez y de un golpe perder hasta la camisa, por una crisis macroeconómica, un delincuente sin dientes o un presidente sin cerebro. La vida es confusa e incierta, a veces feliz, a veces triste, a veces incolora, insípida e insisgnificante. La vida es una variable. No entiendo a los que quieren vivir mucho, jamás los he entendido y entre más vivo yo menos los entiendo. No es que la vida sea mala, ni buena, es confusa, ya lo dije, es bella y horrible, edificante y destructora. Así es la cosa. Ojalá que el momento de partir me llegue no demasiado tarde (porque de hecho demasiado temprano ya no fue), ojalá sea cuando todo esté en orden y pueda irme sin tener que cortar ataduras. Ojalá pueda irme antes de que la decadencia carcoma toda mi paciencia. Ya no quiero más sorpesas en esta vida tan confusa.