Mutis

Hay días en que no toleramos ni a la intolerancia habitual, en que no se traga ni a la gente que resulta agradable. En que el tiempo extra de la vida pesa y la puerta nos parece más cerrada que nunca (hay decidia hasta para abrirla). Hay días en que todo parece malo, y al inicio de la lista está el nombre propio, de uno mismo, que no es igual al de la pila bautismal. Hay días en que se antoja el salto al vacío, no por beneficiar ni perjudicar a nadie; simplemente hacerlo porque no hay nada, pero no se hace porque lo que sigue sospechamos que sabe más vació que el nada del salto. Hay días en que nada importa, ni siquiera escapar, pero igual es una mera forma baratera de decir que se carece de valor. O es que no hay ni sentido en la partida. Hay días peores que otros.

No sé si importe

Es bien fácil creer que las flechas de letras son lanzadas a un blanco específico, cuando a veces son lanzadas a la multitud. Es difícil de creer que algunos regalos -en ocasiones literarios- tienen un solo blanco. Digo a la persona referida lo que ha inspirado, y no me cree. Yo me pongo sacos ajenos que siento (a veces erróneamente, aunque no lo sé) a mi medida. Puede que no sea tanto como creí serlo, pero igual puede que no sea tan insignificante como quieren hacerme creer. ¿Al final importa?

De Duncan al XIV

Realmente quería hablar de Isadora Duncan. Algo de su vida y de su final. No sé cómo llegué al rey sol, el que según una novela de Dumas ocupó el trono, mientras su hermano yacía en un calabozo con una máscara de hierro (hay quoen dice que era de terciopelo). En fin, algún día quizás escriba algo sobre Duncan.
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Un día

Un día. Sale el sol para todos. Unos festejan, pocos, porque se sacaron la lotería, del bolsillo o del amor. Otros festejan, poco, porque les fue bien en el trabajo, en el metro o su interés les dijo que sí. Unos maldicen porque el corazón les hizo una mala jugada, ya sea por fijarse donde no debía o por saltarse tres latidos y pasar a perjudicar la cabeza o la mitad. Otros sacan la basura como en cualquier otro día y otros la coleccionan con singular alegría. Unos aman y piensan, otros odian con poca destreza, unos bailan ignorando lo que pasa y otros se la pasan fijándose en detalles innecesarios. El sol cobija a los pobres y molesta a los ricos sin filtro. Todo pasa en un día, todo pasa en la noche. Seguro son las 12 de día medio en algún lugar.