Insomnio

3 am. Despertar en medio de un sueño que inquieta, molesta o recuerda la realidad. Bajar de un autobús de noche, en un lugar solitario, desolado y pobre. Atravesar una avenida, y cerca de un arbusto una sombra amenazadora que se acerca. Resulta ser un pordiosero, en harapos apestosos, que sonríe mostrando su falta de algunos dientes, pide disculpas y temeroso se aleja. Despierto, porque sabía que más adelante estaban los verdaderos ladrones. 3 am y sin sueño, me levanto a comer, aunque no tengo realmente hambre. La casa en total oscuridad. Un silencio digno del reino de fantasmas. Pienso en el pasado, en el presente y lo poco que tengo para enfrentar el futuro.
Regresan los temores. Desempleo, deudas, hacienda, gastos fijos, edad avanzada. Un perro aulla adolorido en la lejanía. De repente no sé si es un animal que se lamenta o es mi interior haciendo eso mismo.
Pienso en la tecnología, en la globalización, en la voracidad humana, en las injusticias, en la falta de unión, la carencia del concepto «bien común». Pienso en cosas tan malas, que han resultado cotidianas y normales a fuerza de la costumbre. Pienso en el Nuevo Orden Mundial, en el anticristo. Pienso que sin embargo por el Himalaya hay niños que afrontan peligros reales para ir diario a la escuela, y no les importa porque tienen esperanza, pienso en un hombre enseñando a la siguiente generación a hacer puentes naturales. El mundo es complejo.
Se necesita ser demasiado idiota para creer que lo somos todo, que tener esta tecnología tan avanzada sirve de algo. Y sin embargo, todos jugamos al idiota. Y ridículamente resulta que lo que pienso, puede ser de inmediato publicado. Pero no marca ninguna diferencia. Más me valdría aprender a hacer puentes naturales en Megalaya. Eso sí es importante.

Esperanza y suicidio

No difundo, ni justifico el suicidio, sólo pienso algo respecto al mismo. No anuncio nada ni fomento nada. Sólo expreso ideas que tengo.